La noche apareció silenciosa, sobre los cristales de las ventanas se reflejaba la luz de la luna, en aquella quietud se podía escuchar un hermoso concierto de insectos y aves nocturnas a distancia de la casa.
Quizás por curiosidad se inclino a mirar lo que podían percibir sus ojos y ante su asombro expreso.
Oh quietud que se puede palpar, belleza sinigual que hace a mi ser bibrar.
Después de un día agitado viene el descanso, el dulce sueño que hace adormecer los párpados.
Los brazos cansados y debilitados por el trabajo toman nuevas fuerzas y en el alma aparece la esperanza y la certeza que el nuevo amacer será mejor que el anterior.
Oh tenue oscuridad la luna el sol y aun un pequeño destello te hacen escapar.
No puedes contra ellos tienes pies muy ligeros, como la voz de los infieles y desleales al amor y a la amistad. Los cuales no prevalecen pues pronto desaparecen como los arroyos en la profundidad del mar.
No le des la potestad de tu corazón a las tinieblas , porque de ella procede toda maldad e impiedad de los hombres conduciendolos a la cautividad y sus ojos ya no miraran con claridad, por lo cual se vuelven frágiles y bulnerables , fríos como la nieve que cae del cielo.
El corazón es muy profundo e insaciable como el fuego y consume como una llama y sus brazas difíciles de apagar, no bastan palabras cuando no quiere escuchar aun cuando el que hable sea su misma conciencia.
De sus cenizas brotan lágrimas y un triste lamento como quien en su necesidad encuentra y recoge dinero y luego despierta palpando en la cama pues era un sueño y desea que sea realidad .
Autora
Ester Boza
No hay comentarios:
Publicar un comentario