Sabes que basta un instante para yo saltar y devorarte? Dijo la rana, sentada junto a la ribera del río a la libelula, que yacia sobre la hoja de una rama dentro del agua.
Quizás respondió ella, sin ninguna preocupación ni temor.
Que te da esa seguridad, tu destreza o tienes una lengua como la del camaleón?
A lo cual la rana respondió con arrogancia :La muerte, anda de puntillas dicen algunos .
Yo discrepo, camina a pasos firmes, porque como la frase de la canción del padre viejo, a veces camina lento. Pero otras muy de prisa.
Lenta o de prisa ella viene, imposible deshacernos de ella. Y por lo visto para ti llego el tiempo de partir .
La vida parace un misterio no resuelto, vienes y te vas, sabes como inicio tu camino pero ignoras cual será su final .
Pues no puedes mirar ni saber lo que vendrá. Acaso sabías o te imaginabas qué serias mi desayuno?
Serenamente con sus grandes ojos y alas extendidas al sol la libelula expresó :No me hables sandeces, respira y camina. Acaso muere el sediento junto a la fuente, o el cansado y débil de manos qué no puede dar un paso sobre el lecho del descanso? El sueño reparador que es su refrigerio, que es para el como si le de devolvieran el halito?
No hay que saber ganar o saber perder, hay que aprender a ser cuerdo y aceptar la realidad, que pesada es la necedad.
Las palabras vanas y carentes de sabiduría son como sondear lo vacío, como lanzarse a la profundidad del mar, en donde no encontrarás más que agua salada incompatible a tu paladar.
A veces fuerte a veces débil, a veces alegre y otras triste. A veces sintiendo los pies sobre tierra firme y otras en una cuerda sobre el pendiente, así es la vida.
Dependiendo de las circunstancias para unos buena para otros mala, dulce y amarga.
La tosquedad de las palabras son como clavos incados en los costados, como los que se pierden en aquellos caminos que nunca han transitado.
Como agua al sediento, son los buenos consejos para el sabio, pero como mazorca en la boca de los cerdos es para los necios.
Basta dijo la rana, eres mi comida y me das consejos?
Has considerados entre nosotras dos quien es la más cuerda?
Y en su ignorancia e imprudencia no miro la serpiente qué le observaba fijamente debajo del agua. La cual al instante cuando está salto en su deseo de atrapar a la libelula arremetió contra ella y ese fue su final, mientras la libelula se marchó volando a otro lugar.
Ester Boza