lunes, 24 de febrero de 2025

La rana y la libelula

 Sabes que basta un instante para yo saltar y devorarte? Dijo la rana, sentada junto a la ribera del río a la libelula,  que yacia sobre la hoja de una rama dentro del agua.

Quizás respondió ella, sin ninguna preocupación ni temor.

Que te da esa seguridad, tu destreza  o tienes una lengua  como la del camaleón?

A lo cual la rana respondió con arrogancia  :La muerte, anda de puntillas dicen algunos .

Yo discrepo, camina a pasos firmes, porque como la frase de la canción del padre viejo, a veces camina lento. Pero otras  muy de prisa. 

Lenta o de prisa ella viene, imposible deshacernos de ella. Y por lo visto para ti llego el tiempo de partir .

  La vida parace  un misterio no resuelto, vienes y te vas, sabes como inicio tu camino pero ignoras cual será su  final . 

Pues no puedes mirar  ni saber lo que vendrá. Acaso sabías o te imaginabas qué serias mi desayuno? 

Serenamente  con sus  grandes ojos y alas extendidas al sol  la libelula expresó :No me hables sandeces, respira y camina. Acaso muere el sediento junto a la fuente, o el cansado y  débil de manos qué no puede dar un paso sobre el lecho del descanso? El sueño reparador que es su refrigerio, que es  para el como si le de devolvieran el halito? 

 No  hay que saber ganar o saber perder, hay que  aprender a ser cuerdo y aceptar la realidad, que pesada es la necedad. 

Las palabras vanas y carentes de sabiduría son  como sondear lo vacío, como lanzarse a la profundidad del mar, en donde no encontrarás más que agua salada incompatible a tu paladar.

A veces fuerte a veces débil, a veces alegre y otras triste. A veces sintiendo los pies sobre tierra firme y otras en una cuerda sobre el pendiente, así es la vida.

Dependiendo de las circunstancias para unos buena para otros mala, dulce y amarga.

La tosquedad  de las palabras son como clavos incados en los costados, como los que se pierden en aquellos caminos que nunca han transitado.

Como agua al sediento, son los buenos consejos para el sabio, pero como mazorca en la boca de los cerdos es para los necios.

Basta dijo la rana, eres mi comida y me das consejos?

Has considerados entre nosotras dos quien es la más cuerda? 

Y en  su ignorancia e imprudencia no miro la serpiente qué le observaba fijamente debajo del agua. La cual al instante cuando está   salto en su deseo de atrapar a la libelula  arremetió contra ella y ese fue su final, mientras la libelula se marchó  volando a otro  lugar. 


Ester Boza